sábado, 9 de abril de 2011

Comentario de El Vaticano


Basílica de San Pedro.


Fue encargada al arquitecto Bramante por el Papa Julio II para elevar un edificio digno de la capital de la cristiandad, en el lugar en el que se encontraba la primitiva basílica paleocristiana, que debía ser derribada. Bramante concibe para la misma un edificio de plan central, de cruz griega con una cúpula central alta destacando sobre las otras cuatro menores que se situarían en los ángulos de los brazos. Solo se hicieron los cuatro pilares de sostén de la cúpula central.
A la muerte de Bramante, tanto Rafael como Antonio de Sangallo el Joven reciben el encargo de continuarla, pero ninguno de los dos consigue realizar avances significativos, aunque sí modifican el trazado central por otro de cruz latina. El Papa Paulo III le encarga posteriormente a Miguel Ángel que la continúe la obra.
Miguel Ángel retoma la idea bramantina del plan central, con una planta de cruz griega, pero más simple, con una única entrada principal.  En el centro de la iglesia, sobre cuatro enormes pilares levanta una enorme cúpula inspirada en la de Santa María in Fiore de Florencia.

La cúpula en el exterior se eleva sobre un enorme tambor circular que presenta columnas pareadas de orden corintio que sobresalen del muro, confiriéndole de este modo un gran volumen. Entre ellas sitúa ventanales rectangulares adornados con frontones alternativamente triangulares y curvos. Encima se coloca un segundo tambor con una decoración de guirnaldas, cada una correspondiendo a un vano. A partir de este segundo cuerpo se levanta la cúpula que tiene los nervios destacados, generando un gran juego de luz y sombra. Sobre la cúpula, como remate coloca una linterna abierta a la luz levantada también sobre pares de columnas.
En el interior, sirve para llenar de luz el espacio del crucero, creando con ello una sensación espacial diáfana, además de dotar al edificio de un gran sentido monumental. Es la cúpula que sirvió de modelo a las grandes construcciones posteriores, no solo del manierismo sino del barroco. La cúpula de San Pedro va a ser concluida por su discípulo Giácomo della Porta quien realizó un perfil un tanto más afilado del que parece haber proyectado Miguel Ángel.

El Papa Paulo V le encarga la transformación de la iglesia de San Pedro. Realiza así la definitiva Planta de San Pedro del Vaticano: Maderno prolonga la primitiva planta de cruz griega que diseñara Bramante por los pies transformándola en una planta de cruz latina. También es obra suya la Fachada de San Pedro del Vaticano.

Fachada de San Pedro del Vaticano.

La fachada fue realizada por Maderno, de estilo Barroco. Presenta una escalinata de acceso al templo. La fachada se divide en dos cuerpos. En el cuerpo inferior cuenta con ocho columnas de orden gigante y cuatro pilares adosados a los laterales. En los laterales hay dos aberturas con arcos de medio punto, según se va hacia el centro nos encontramos con hornacinas con arco de medio punto y presentan frontones circulares, a continuación hay cinco puertas, dos de ellas adinteladas, otras dos con arco de medio punto y una central adintelada. En el mismo cuerpo encima encontramos vanos rectangulares algunos de ellos ciegos y sobre ellos ventanas con arcos de medio punto con balconada, encima presentan frontones triangulares y semicirculares sujetados por columnas. Una líneas de entablamento separa a los dos cuerpos con inscripciones. En el cuerpo superior hay pilastras adoradas y en el intercolumnio encontramos vanos cuadrangulares y rectangulares alternados, los rectangulares presentan en la parte superior frontones triangulares, el la parte central hay un amplio frontón triangular con un escudo en el centro. Hay un campanario a cada lateral. Rematando todo el conjunto hay una balaustrada y figuras en linea con las pilastras y en los laterales hay dos relojes.

Plaza de San Pedro.

Tiene forma elíptica y con gran columnata. Las columnas nacen de la fachada de la basílica como dos grandes brazos que acogen a la Humanidad. Bernini toma como punto de partida un eje central. Traza dos brazos rectos desde los extremos de la fachada y que convergen hacia el eje, produciendo así, un engaño óptico que da mayor dimensión a la fachada principal. Estos dos brazos rectos están constituidos por una magnífica columnata dórica que remata en un entablamento coronado por estatuas. Esta columnata se curva describiendo una elipse, y sitúa dos fuentes en sus extremos. La columnata curva consta de cuatro hileras de columnas de cuatro órdenes distintos. Se rematan los brazos con frontones. En el centro de la plaza hay un gran obelisco egipcio. Bernini se preocupa especialmente de los juegos de perspectiva y de intensificar el efecto de profundidad. En la plaza procura que el templo nos produzca la impresión de encontrarse lo más al fondo posible. La importancia de este recinto pedía ser tratada de manera diferente al resto; era necesario aislarla de alguna manera para que el peregrino la contemplara en todo su grandiosidad. El dibujo que aparece en el suelo de la plaza recuerda a un crismón.

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